Ernestito tiene problemas con el juego

Ernestito es un chico especial. Un distinto, en el sentido más degradante de la palabra. Este muchacho, con 24 añitos recién cumplidos, ostenta el record mundial de no haber podido ganar un solo partido al Winning Eleven. Si si, 24 añitos y ninguna alegría...

Sus padres, preocupados, relatan que Ernesto tiene problemas con el juego desde chiquito y que no saben como ayudarlo. Su madre atribuye las causas del fracaso a alteraciones psicomotrices que le producen un certero rechazo al universo lúdico. Su padre, más directo y lapidario, opina que Ernestito es un boludo.

Ernestito y el tetris, enemigos íntimos

Y es que Ernestito nunca fue bueno para los videojuegos. Falló con el Family Game, falló con el Sega, con la Play 1, la 2 y la 3. Ni que hablar de la PC y su indescifrable buscaminas. El castillo de Koopa del nivel 1-4 fue siempre una trampa mortal para él. Con Ernestito, Sonic viajaba a velocidad crucero y Zangief era apaleado con rudeza hasta por Chun Li.
De nada le sirvieron haber visto religiosamente todos los programas de Nivel X. Sólo aumentaban su ineptitud.

Fuego, todo se prende fuego: Los aros de fuego del Circus, obstáculos insalvables

Llegó a la adolescencia, y con ella su peor pesadilla. El Winning Eleven se convirtió en el videogame de culto de toda una generación de seres infrahumanos, que se retan a duelo en todo momento, en todo lugar. Y Ernestito perdía. De local, de visitante, en cancha neutral o en los partidos de entrenamiento, siempre perdía.

Un conocido suyo nos relata que una vez, jugando un partido contra el Brasil de Ernestito (porque Ernestito siempre elige a Brasil o al Barcelona, sino no juega) recibió un llamado urgente al teléfono y se olvidó de poner la pausa. El otro, ventajero, siguió jugando durante todo el primer tiempo contra la nada misma. Grande fue la sorpresa de su amigo cuando retomó los controles y se encontró ganando por uno a cero, y con un hombre de más.

Las malas lenguas dicen que Ernestito se cambió el nombre, y hasta que suele mentir con la edad. Pero cuando agarra los controles, se acaba la mentira...