Sin embargo, no era la sequía exterior la que preocupaba a Walterio, sino su propia sequía. Lentamente, se estaba volviendo virgen, según sus propias palabras. Y no era para menos. La ausencia de medios de comunicación, sumado a las distancias entre una casa y otra le hacía casi imposible interactuar con fémina alguna. Su "amigo" Ignacio estaba recluido a prisión perpetua, sin ver la luz del sol. Es que Ignacio era su único amigo y cayó preso por robarse una gallina.
Uno de esos días, caminando para liberar tensiones (básicamente, para no fifarse un sauce llorón) descubrió que en una finca vecina, a escasos 35 kilometros, habitaba una linda señorita, de 18 a 60 años. Dispuesto a intentar un acercamiento, con la firme idea de que "si es de carne y está tibia, es una empanada", decidió acercarle y hablarle de cualquier pelotudez. Contrariamente a lo que se podía esperar, la muchacha accedió a charlar con él, y así estuvieron, horas y horas, hablando de bueyes perdidos, porque el joven Morse le hizo creer que estaba en el vecindario en busca de unos bueyes que se le habían extraviado. Obviamente, no iba a presentarse diciendo: "Tengo mas chele que el ancho peuchele". Nunca le había dado resultado.
Walter Samuel Morse: ¿El 1er flogger?
Cuando se hizo irremediable el regreso, se despidió de la muchacha, prometiéndole que de una u otra forma se iba a mantener comunicado.Mientras volvia a su casa, observando el camino, descubrió que a lo largo de las fincas un alambre unía todos los terrenos. Y ahi nomás se le prendió la vela (nótese que no se había inventado la lamparita). Pensó que si enviaba impulsos electricos a un parlantito conectado a ese alambre, la minuza podría escucharlos. Luego, sería cuestión de inventar un alfabeto con esas señales y enseñarselo a la otra persona.
Y asi lo hizo, destinando toda la noche a la invención del alfabeto. Luego, electrificó el alambre, le agregó un parlantito en su casa, junto con un interruptor, y recorrió los 35 km en busca de su interlocutora.Al llegar, le comentó brevemente el invento, le hizo la instalación a domicilio y le ofreció el servicio de Trio, recibiendo un cachetazo por depravado. Es que en esa época no había monopolios de comunicación, y Trio no era una palabra "copada", a menos que realmente quisieras compartir la habitación con dos personas más.
Una vez instalado el artefacto, se hicieron habituales las charlas cibernéticas entre estos dos tololos. "Hla, kmo sts?", "lol", "tkm", "bss" y "t ymo en 5" pasaron a ser moneda corriente, ya que los reiterados "twit..." que tiraban los parlantitos obligaban a economizar palabras para reducir la molestia. Eso no evito que se los empezara a llamar a los protagonistas como "twitters" o "pedazo de gomas".

Y asi fue que una noche, entre twit y twit, Walter Salmuel Morse le pidió a su enamorada que le conceda una cita, a lo que la muy desalmada (en sus memorias la cita como "fucking bitch") le respondió:
"No, mirá, lo que pasa es que si empezamos a salir después nos vamos a pelear y te voy a perder, así que prefiero que seamos amigos. No sos vos, soy yo."
Lleno de ira, Walterio respondió:
"Lo que? Me estás tomando por zonzo?, tocá de acá" (en sus memorias: "WTF? Go to fuck yourself"). Y le cortó.
Al otro día, caliente como una pipa, desarmó el Twitter y lo patentó para venderselo al Gobierno.
Obviamente, lo disfrazó de adelanto tecnológico, de unión entre los pueblos y demás berretines. El invento fue exitoso, Morse se llenó de guita y lo festejó muy cerca de un sauce llorón. Con esto, el uno como el otro terminaron la velada un poco menos tristes...
2 comentarios:
chorro de frases
Cristian.-
Tenes razón: La vi en una especie de zapping en Animax. Se ve que vimos el mismo programa.
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